<p>Leer Sólo vive la voz cuando escapa es, de algún modo, entrar a un manuscrito de hace siglos. Las tachaduras quedan. No porque no puedan borrarse, quedan porque significan y el lector, cada lector, deberá elegir entre lo tachado y lo visible. O no elegir mejor, quedarse con todo. Con Úrsula, con las arañas, con Lise, con el padre, con el canto, con el tejido, con la historia eterna de los destierros y lo incomprensible de algunas muertes. Un t...