<p>Esa mirada resulta en una relación constante entre una dimensión interior que se cultiva, se expresa y busca, y otra que se asoma a la exterioridad del mundo. Mundo y persona se sitúan recíprocamente para nutrirse y transformarse mutuamente, porque, como decía Ernst Bloch, «es una fórmula de toda vileza tomar las cosas como son para dejarlas como están».<br>Transformar se hace entonces desde la honradez y la fidelidad a la verdad de lo real, e...