<p>"Fue en el transcurso de la décima quinta sesión anual de la Sociedad Gastronómica de Berlín cuando su presidente, herr Prosit, hizo su célebre invitación a los miembros. La sesión, por supuesto, era un banquete. A los postres se discutía acaloradamente sobre la originalidad en el arte de la cocina. Corrían malos tiempos para todas las artes. La originalidad había entrado en declive. La gastronomía también acusaba decadencia y debilidad".<br>A...