A mediados del siglo XX Martin Buber advertía que la humanidad vivía en los umbrales de una gran crisis que afectaba todos los sistemas económicos y sociales. A pesar de su creciente dominio sobre la naturaleza, el ser humano había reconocido lo endeble de su poder: ya no caminaba por una carretera abierta, sino que ponía un pie tras otro en un angosto sendero de abismos. Y ante una crisis de esa índole no se podía mirar atrás; sólo valía abrirse...