La incitación mediática del miedo al otro como enemigo potencial entraña hoy el núcleo principal desde el que se están reestructurando los resortes de poder de una democracia reducida, en el fondo y también en la forma, a los residuos inoperantes de su propia simulación engañosa. El medio, como poder , en la medida en que se generaliza como argumento central de esa cultura crecientemente globalizada en los adentros-afueras del Capitalismo (Disciplinario) de Redes, es descrito aquí como elemento regulador del nuevo juego de interracciones predominante en un nuevo esquema social transmoderno, transterritorial y potestatal. Enclavado en un paradigma social sistémico-relacional, el miedo refuerza su poder disciplinante en su dinámicas comunicacionales de los medios globales; y, en segundo lugar, con los efectos opresivos de la fantasía consumista.En síntesis, el Miedo al Otro y lo Otro es el conformador mismo de una sociedad (global) abocada a su infinita autoreproducción normalizadora. Lo cual da vida a unos sujetos atrapados en un imposible esencialismo, que encuentran su antidialógica razón de ser en la desconfianza, y en el violento rechazo de todo lo que no encaja en esa identidad replegada sobre sí misma en la ignorancia (atroz) de su propia rareza extrametafísica y extramoral: las propias víctimas del fenómeno de la globalización neoliberal.emplazante, en la medida en que se generaliza como argumento central de esa cultura crecientemente globalizada en los adentros-afueras del Capitalismo (Disciplinario) de Redes, es descrito aquí como elemento regulador del nuevo juego de interracciones predominante en un nuevo esquema social transmoderno, transterritorial y potestatal. Enclavado en un paradigma social sistémico-relacional, el miedo refuerza su poder disciplinante en su dinámicas comunicacionales de los medios globales; y, en segundo lugar, con los efectos opresivos de la fantasía consumista.En síntesis, el Miedo al Otro y lo Otro es el conformador mismo de una sociedad (global) abocada a su infinita autoreproducción normalizadora. Lo cual da vida a unos sujetos atrapados en un imposible esencialismo, que encuentran su antidialógica razón de ser en la desconfianza, y en el violento rechazo de todo lo que no encaja en esa identidad replegada sobre sí misma en la ignorancia (atroz) de su propia rareza extrametafísica y extramoral: las propias víctimas del fenómeno de la globalización neoliberal.Enclavado en un paradigma social sistémico-relacional, el miedo refuerza su poder disciplinante en su dinámicas comunicacionales de los medios globales; y, en segundo lugar, con los efectos opresivos de la fantasía consumista.En síntesis, el Miedo al Otro y lo Otro es el conformador mismo de una sociedad (global) abocada a su infinita autoreproducción normalizadora. Lo cual da vida a unos sujetos atrapados en un imposible esencialismo, que encuentran su antidialógica razón de ser en la desconfianza, y en el violento rechazo de todo lo que no encaja en esa identidad replegada sobre sí misma en la ignorancia (atroz) de su propia rareza extrametafísica y extramoral: las propias víctimas del fenómeno de la globalización neoliberal.En síntesis, el Miedo al Otro y lo Otro es el conformador mismo de una sociedad (global) abocada a su infinita autoreproducción normalizadora. Lo cual da vida a unos sujetos atrapados en un imposible esencialismo, que encuentran su antidialógica razón de ser en la desconfianza, y en el violento rechazo de todo lo que no encaja en esa identidad replegada sobre sí misma en la ignorancia (atroz) de su propia rareza extrametafísica y extramoral: las propias víctimas del fenómeno de la globalización neoliberal.