Ningún cauce fluvial llegó a tener en la Antigüedad una cosmogonía tan densa y compleja como la que tuvo el Nilo gracias a su crecida periódica. Tampoco ninguno llegó a estar tan presente en el imaginario mítico de las gentes que vivían a lo largo de su cauce, o en sus creencias, ritos y festivales religiosos. El subtítulo del libro señala quién es el protagonista absoluto del mismo: las aguas que todos los años traía la crecida del Nilo. Eran má...