¿Me escribirás? Pocas cosas dan más vértigo que una página en blanco. Enfrentarse a ella es, en cierta forma, mirar hacia dentro. Es también abrir la ventana y encender un cigarrillo mientras se pasea, errática, la vista por el cielo durante ésa, bellamente llamada, hora azul; o tomar el último té o café del día. ¿Es acaso la página la que nos interroga? ¿La escribiremos? Es, tal vez, alguien en la distancia, algún ausente, quien nos insta desde ...