Caladas no es solo un poemario, es un camino de luces y sombras, de aprendizaje donde el amor es la lección y el maestro más dulce y amargo a la vez.La poesía, como la entiende la autora, es humo; cambiante, intangible y efímero. Puede quemar en la garganta y marear, pero también posee una belleza hipnótica. Dejamos de verlo, pero el sabor sigue ahí.A través de una semana metafórica en la que cada día representa una faceta del amor, Deva comparte...