Triste. Aterrada. Insegura. Preocupada. Esperanzada. Cada una de esas emociones me aborda en el momento en que llego a mi casa, donde todo comenzó. Las terroríficas imágenes, que quedaron escondidas en mi interior cuando fui a vivir con mis hermanos, resurgen con fuerza; una avalancha de dolor las acompaña. Los recuerdos nunca se fueron, tan solo quedaron enterrados y ahora regresan para atormentarme. La mayoría de las veces intento olvidar cuán ...