En los últimos cinco años, el delito de odio es el término jurídico más empleado en la arena pública y, al mismo tiempo, la categoría dogmática más atendida por la doctrina y la jurisprudencia. Cuando esta noción se aplica a los delitos de opinión, el interés se multiplica porque aparece una preocupación que podríamos resumir así: delitos de odio + delitos de expresión = ¿delito de opinión? Por todo ello, nos encontramos ante el momento oportuno ...