Una mujer que recuerda. Un pueblo donde, según uno de los personajes sólo se quedan a vivir la pereza y los años. Una boda que está a punto de celebrarse. Un viejo que ya ha traspasado esa edad en que sólo sentimos el miedo. Un canario que unas veces se llama Leopoldo y otras veces Trotsky. Un millón de personajes que llenan la memoria. La gente que nos quedamos a vivir en Los Yesares sólo tenemos infancia y un televisor en color, escribe la prot...