En medio de una gran polémica sobre la autonomía del arte, Pedro Antonio de Alarcón apostó decididamente por una literatura de utilidad moral. A su servicio configuró una realismo idealizado. Clarín, que militaba en el bando contario, reconocían en Alarcón el arte de saber inventar argumentos interesantes, de hacer hablar a las pasiones un lenguaje propio y de encontrar las misteriosas perspectivas del interés. Buen ejemplo de ello son "El sombre...