En los meses que precedieron a la Primera Guerra Mundial, el inimitable biógrafo victoriano Lytton Strachey se hallaba enfrascado, ajeno a la catástrofe que se avecinaba, en la redacción de su famoso y ácido Victorianos eminentes, con el que revolucionaría el mundo de la biografía. Pero tan ardua tarea lo tenía exhausto, y decidió tomarse un respiro y escribir por diversión una novelita con la intención de parodiar la literatura libertina frances...