Lo sepa o no, en todo lo que emprende, el ser humano no busca otra cosa que volver a casa. Ese es su mayor anhelo y el motor de su existencia. La casa es nuestra verdadera identidad. Por tanto -y esta es la primera paradoja-, buscamos lo que ya somos, pero que en gran medida ignoramos. La ignorancia nos hace buscar a tientas y la añoranza nos empuja a compensar. Porque, mientras nos creemos lejos de casa, sentimos frío y vacío, que tratamos de co...