Abrase el Leviathan de Hobbes: «las palabras son demasiado débiles», «vacías», «sin fuerza», en resumen, meras «exhalaciones de aliento» en ausencia de una contundencia pública que les dé respaldo. Este es el hilo perdido, el argumento: de cómo ya no hay palabra sin espada, ni espada sin puño que la blanda. Todo ello, tal vez, como pretexto para reivindicar, al fin y en vano, la existencia de un mundo (¿pero alguna vez existió?) en donde todavía ...