'Los números nos ayudan a interpretar la realidad'. Esta afirmación del autor nos resulta hoy sorprendente, en un mundo poco proclive a la simbología, que ha perdido el contacto con la narración oral y que tiende a leer con rapidez y en diagonal. No es así, sin embargo, cómo solemos aproximarnos a la Biblia: la escuchamos pausadamente a través de la liturgia, la saboreamos lentamente... y terminamos por hacernos conscientes de la carga simbólica ...