Este libro no habla del Pirineo más conocido, de ese Pirineo de los pasos a Francia, los pastos alpinos y la nieve, que pasó de ser tierra de contrabandistas y pastores al esquí sin apenas tiempo para asimilarlo. Este libro no habla de los escarpados tresmiles, los ibones o las grandes travesías pirenaicas de mar a mar. Este libro no habla tampoco de ese Pirineo que, como París u otras muchas ciudades europeas, remata sus edificios con hermosos t...