Sin cuerpo no hay texto. Sin cuerpo no se puede narrar una historia. En el cuerpo está alojada la memoria más fuerte de todas, los grandes traumas, las satisfacciones, los rasguños de la vida cotidiana y las marcas, hasta la más pequeña de todas. Así, Julia, Clara, Juan, La Turca, Vera y Ricardo (hay que nombrarlos porque ellos son la novela) quedan desnudos en estas páginas con todas sus miserias y anhelos, con sus historias cruzadas, crudas, si...