A quien ha perdido a una persona querida y tiene que decirle adiós, a quien se encuentra en el proceso del duelo, le parece que la separación es también el final de su propia vida. Y, sin embargo, las vivencias ligadas a la pérdida y la despedida del ser querido pueden convertirse en fuente de esperanza, de fuerza y de vitalidad. Puede que entonces piense qué haría él si no le quedara más que un día de vida, pero no por el deseo de morir ni por ...