“Poco después de la conversión de Francisco, junto con algunas hermanas que el Señor me había dado luego de mi propia conversión, le prometí obediencia voluntariamente… y, moviendo a piedad, Francisco se obligó a tener, por sí mismo y por medio de su religión, cuidado diligente y solicitud especial por nosotros lo mismo que por sus hermanos. Y así, donde el Señor nos multiplico de San Damián para morar allí, donde el señor nos multiplicó en poco ...