Tras cuarenta años en el oficio de cocinero, de excesos seguidos de estrictas privaciones, del sobrepeso exagerado al ascetismo mas severo, Michel Oliver ha llegado a una conclusion: ningun alimento puede calificarse de prohibido, todo es cuestion de su asociacion y de la adaptacion horaria de las comidas. A medida que nos hacemos mayores, comer cualquier cosa y de cualquier manera va a provocar somnolencia por la tarde, sueño agitado por la noch...