Prologar un libro, además de ser siempre un honor para el que lo escribe, es un compromiso que el prologuista adquiere con el autor, con su obra y con sus futuros lectores. En este caso, es un inmerecido honor el que me ha hecho mi muy apreciado y admirado amigo, el profesor Jaime Orlando Santofimio Gamboa, al solicitarme redactar el prólogo a esta nueva obra que viene de concluir, contentiva de su Compendio de derecho administrativo, que como to...