El propósito de esta obra es que los estudiantes conozcan las matemáticas, las comprendan, las aprecien y que sean capaces de aplicarlas a su vida cotidiana y profesional.En este enunciado se observa que para describir la relación de las personas a las matemáticas no parece suficiente usar un solo término cognitivo conocer, comprender, tener capacidad ya que esa relación puede ser más o menos rica y abarcar distintos aspectos. Parece que conocer las matemáticas no es suficiente, porque ese conocimiento puede ser superficial, memorístico y poco útil. Por ello surgió la necesidad de añadir el término comprensión: es necesario aspirar que los estudiantes comprendan las matemáticas, lo que quiere decir, que sepan porqué se usa cierto procedimiento y cómo se relacionan entre sí los distintos conocimientos.Pero incluso, la comprensión pareciera ser insuficiente, ya que el conocimiento y la comprensión pueden ser meramente teóricos, eruditos: los estudiantes pueden manifestar una aparente comprensión y conocimiento para resolver los problemas prácticos relativamente complejos a los que tienen que enfrentarse. Una explicación para esta insatisfacción la encontramos en la siguiente cita del sociólogo francés Edgar Morin, cuando afirma: (E. Morin, 1977, p. 18).El uso del término ha penetrado fuertemente en el discurso de la educación matemática, pero sobre todo en el ámbito del desarrollo curricular, de la práctica de la enseñanza y la evaluación, donde se habla con frecuencia de enseñar por competencias. En este contexto, competencia viene a ser la capacidad de afrontar un complejo, o de resolver una actividad compleja.En este enunciado se observa que para describir la relación de las personas a las matemáticas no parece suficiente usar un solo término cognitivo conocer, comprender, tener capacidad ya que esa relación puede ser más o menos rica y abarcar distintos aspectos. Parece que conocer las matemáticas no es suficiente, porque ese conocimiento puede ser superficial, memorístico y poco útil. Por ello surgió la necesidad de añadir el término comprensión: es necesario aspirar que los estudiantes comprendan las matemáticas, lo que quiere decir, que sepan porqué se usa cierto procedimiento y cómo se relacionan entre sí los distintos conocimientos.Pero incluso, la comprensión pareciera ser insuficiente, ya que el conocimiento y la comprensión pueden ser meramente teóricos, eruditos: los estudiantes pueden manifestar una aparente comprensión y conocimiento para resolver los problemas prácticos relativamente complejos a los que tienen que enfrentarse. Una explicación para esta insatisfacción la encontramos en la siguiente cita del sociólogo francés Edgar Morin, cuando afirma: (E. Morin, 1977, p. 18).El uso del término ha penetrado fuertemente en el discurso de la educación matemática, pero sobre todo en el ámbito del desarrollo curricular, de la práctica de la enseñanza y la evaluación, donde se habla con frecuencia de enseñar por competencias. En este contexto, competencia viene a ser la capacidad de afrontar un complejo, o de resolver una actividad compleja.Pero incluso, la comprensión pareciera ser insuficiente, ya que el conocimiento y la comprensión pueden ser meramente teóricos, eruditos: los estudiantes pueden manifestar una aparente comprensión y conocimiento para resolver los problemas prácticos relativamente complejos a los que tienen que enfrentarse. Una explicación para esta insatisfacción la encontramos en la siguiente cita del sociólogo francés Edgar Morin, cuando afirma: (E. Morin, 1977, p. 18).El uso del término ha penetrado fuertemente en el discurso de la educación matemática, pero sobre todo en el ámbito del desarrollo curricular, de la práctica de la enseñanza y la evaluación, donde se habla con frecuencia de enseñar por competencias. En este contexto, competencia viene a ser la capacidad de afrontar un complejo, o de resolver una actividad compleja.Una explicación para esta insatisfacción la encontramos en la siguiente cita del sociólogo francés Edgar Morin, cuando afirma: (E. Morin, 1977, p. 18).El uso del término ha penetrado fuertemente en el discurso de la educación matemática, pero sobre todo en el ámbito del desarrollo curricular, de la práctica de la enseñanza y la evaluación, donde se habla con frecuencia de enseñar por competencias. En este contexto, competencia viene a ser la capacidad de afrontar un complejo, o de resolver una actividad compleja.La noción del conocimiento nos parece una y evidente. Pero, en el momento en que se le interroga, estalla, se diversifica, se multiplica en nociones innumerables, planteando cada una de ellas una nueva interrogante (E. Morin, 1977, p. 18).El uso del término ha penetrado fuertemente en el discurso de la educación matemática, pero sobre todo en el ámbito del desarrollo curricular, de la práctica de la enseñanza y la evaluación, donde se habla con frecuencia de enseñar por competencias. En este contexto, competencia viene a ser la capacidad de afrontar un complejo, o de resolver una actividad compleja.El uso del término ha penetrado fuertemente en el discurso de la educación matemática, pero sobre todo en el ámbito del desarrollo curricular, de la práctica de la enseñanza y la evaluación, donde se habla con frecuencia de enseñar por competencias. En este contexto, competencia viene a ser la capacidad de afrontar un complejo, o de resolver una actividad compleja.competencia ha penetrado fuertemente en el discurso de la educación matemática, pero sobre todo en el ámbito del desarrollo curricular, de la práctica de la enseñanza y la evaluación, donde se habla con frecuencia de enseñar por competencias. En este contexto, competencia viene a ser la capacidad de afrontar un complejo, o de resolver una actividad compleja.