Los conflictos morales ocurren cuando entran en disputa realidades sociales incompatibles, por lo cual son muy difíciles de resolver. Es el caso de las discusiones acerca del aborto, de la intervención de la religión en la política o en la educación, de los derechos legales para los homosexuales o de las políticas ambientales. En estos temas, las bienintencionadas partes crean patrones de comunicación polarizados y divisorios.  En estos casos, incluso las acciones más virtuosas de cada parte no solo no resuelven, sino que aumentan la división. En este tipo de conflictos, las soluciones que generalmente son efectivas -dar explicaciones, persuadir al otro, comprometerse- pueden empeorar las cosas y hacer que las personas se aparten aún más. Estos conflictos requieren que encontremos formas de comunicación que vayan más allá de las formas usuales de manejar los desacuerdos.  En una síntesis original de la teoría de la comunicación y de su propia investigación y experiencia como agentes de intervención, W. Barnett Pearce y 5tephen W. Littlejohn describen una tensión dialéctica entre la expresión y la supresión del conflicto que puede superarse de formas que lleven al crecimiento personal y a patrones productivos de acción social. En este libro se describen varios proyectos como ejemplos prácticos de dichas formas de enfrentar tales disputas difíciles.