Los grandes navegantes llegaron a nuestro país guiados por las estrellas. En las noches, esa misma bóveda celeste fue la compañera de los narradores de los pueblos indígenas, quienes contaban sus historias de gestas, hazañas y despojos. Pasaron tantos años, tantos siglos, y los nacidos en esta tierra se acostumbraron a amar su cielo. Este diario es un homenaje a aquellos que miden el tiempo mirando la luna. En las letras de nuestro país la noche ...