Sujeto y cultura son dos de los más férreos testimonios entre esas sublimes ficciones a las que solemos llamar realidades, las que, por demás, dan cuenta de su sentido sólo porque se fundan en creencias. Y no hacemos referencia específica al campo religioso, aunque en él la creencia aparezca con los bríos más notables. Si alguien afirmara que es no creyente, no haría más que desconocer que cada cosa a la que se entrega, sus costumbres, sus ideale...