Corazón amargo despertó de un largo letargo. Era glotón, egoísta y déspota. El hambre lo enloquecía y deseaba más que nunca tragarse todas las estrellas que cada noche las vacas lanzaban al cielo. El estomago de corazón amargo era insaciable y muy pronto se las comió sin dejar una. Esto y los actos de una vaca peculiar provocaron su ira hasta el punto de aterrorizar a las vacas de toda la comarca desencadenando una devastadora batalla campal. Per...