En la primera mitad del 2020 ocurrió algo sin precedente histórico: de modo paralelo, los Estados del mundo limitaron fuertemente los derechos fundamentales de sus ciudadanos, pues se sintieron amenazados por un virus. Durante algunas semanas o meses, los logros del constitucionalismo moderno fueron superpuestos por un oscuro derecho del miedo, en intensidades muy diversificadas, pero muchas veces con restricciones llamativas de las actividades c...