«Son pocas las veces que un libro me depara una gran sorpresa después del primer párrafo. En general, a mi edad, cierro con respeto el texto en el primer intento y no le encuentro sitio ni en mi biblioteca, donde ya arrumo libros. Pero las crónicas de Alberto Baquero sobre una región que amo desde niño me trajeron el aroma del mastranto y me devolvieron la sensación de plenitud de aquella madrugada en que, desde el alto de Buenavista, miré por pr...