Aquí están las palabras. Lo inventó un monje, al copiar del latín un potencial, trataban de las diversas clases de fornicación. Qué buen origen para un idioma: el placer.También un idioma es confesión. Contándole al otro no sólo se obtiene el perdón sino la complicidad. Allí empezó todo: deleite y culpa. Alborozo y reflexión. Sólo que la lengua, al viajar, cambia.Nota: Para mayor información, por favor consulte la tabla de contenido.También un idioma es confesión. Contándole al otro no sólo se obtiene el perdón sino la complicidad. Allí empezó todo: deleite y culpa. Alborozo y reflexión. Sólo que la lengua, al viajar, cambia.Nota: Para mayor información, por favor consulte la tabla de contenido.Nota: Para mayor información, por favor consulte la tabla de contenido.