Pulgarcito se parecía más a los caminos que a sus padres. Un día se cansó de las historias de siempre y dedició contar las propias y descubrió su vieja y pesada alforja de cuentos. Luego en el palacio, no muy lejos de casa, vivió aquella historia de una comarca que abandonó a su rey sin que el Soberano lo sospechara. Lo importante al final no era enontrar el camino, ni volverse héroe....