El escritor sigue las huellas que han dejado las mujeres y los hombres de la historia, los signos, los indicios de sus miedos y sus sueños, y se hunde en esas sombras con su imaginación para desenmascarar otras facetas de los personajes. En ese punto, los personajes de la historia oficial ya han entrado en el juego de la ficción: un juego de mentiras que nace de los intersticios de las propias verdades. En ese terreno de oscu...