Hablar de cultura y comunidad es tocar el corazón de la realidad. Es decir, el corazón del hombre y el corazón de Dios, sin perder de vista que hasta la piedra tiene corazón y por eso se le rinde tanto honor en las fachadas y los muros de los templos y las casas. Cuando Jesús hizo ver cómo el primer mandamiento es amar a Dios, y el segundo, amar al prójimo como a sí mismo" (Mt 22, 39), estaba señalando, no una ley, sino la inclinación natural del ser, comenzando por Dios, que en su seno es corazón, es decir, amor, unidad, comunidad, trinidad. Cultura y comunidad van de la mano. Soy culto en la medida en que construyo comunidad conmigo mismo, con los demás, con el cosmos y con Dios. El secreto de la felicidad.