La cotidianidad, por ser tan habitual, por estar ya impregnada en la piel, parece tan obvia que, por ello mismo, se descuida. Al ser tan recurrente y tan cercana, hay la tendencia a maltratarla o a no darle su justa importancia. Y es por eso, precisamente, que tienen cabida las reflexiones contenidas en este libro.Son ensayos que invitan a pensar, a revisar lo que se es y a analizar cómo es la relación con todos los semejantes.Por supuesto, elucidado además de protección es apertura hacia la autonomía y la libertad. En ese sentido, las variadas reflexiones no pretenden ser decálogos o prescriptitas excluyentes; más bien son piedras de toque hacia diversos aspectos o dimensiones de la cotidianidad. En síntesis, este libro ofrece un repertorio de motivos para que los lectores tengan la oportunidad de reconocerse o considerarse guardianes de su propia existencia.Una de las bondades de la lectura, además de su placer implícito, es la de ayudarnos a comprender la vida. Por eso, quien tiene el hábito de leer va adquiriendo ciertos lentes que le permiten descifrar mejor algunos de los signos en que está escrita la existencia.No cabe duda: leer es un acto de reencuentro, de reconocimiento. Ahí, frente a nuestros ojos, reaparecen los problemas o las situaciones con las que a diario tenemos que lidiar; o se nos muestran experiencias ya vividas o por vivir; o desfilan seres reales o imaginarios que de alguna manera hemos sido o presentido.