Como resultado de una lúcida investigación basada en códices, objetos arqueológicos y en las crónicas de los propios indígenas y de los españoles, la autora presenta un panorama de los diferentes atavíos que la mayoría de la población empleaba, además de los propios guerreros, sacerdotes y dioses. Así, por primera vez en México, el origen, la evolución y la dis-tribución geográfica de diversos trajes son interpretados a la luz del contexto social, cultural y religioso existente a lo largo del tiempo En las palabras de la autora "El vestido es por sí mismo un lenguaje. Describía la vida y las creencias de ese mundo precortesiano, pero después de la Conquista su papel se modificó y vino a ser reflejo de una sociedad desorientada…"