"La cabeza puede ejercer, a lo sumo, de reguladora; pero la arquitectura en sí misma, su esencia más íntima, sólo puede brotar del corazón, que es el único al que debemos dejar hablar", escribió Bruno Taut en 1919.Si bien hoy esta afirmación sería un anacronismo -quedarán muy pocos que suscribirían las ideas expresionistas de Taut- sí enuncia el diálogo entre la razón y la pasión, entre lo objetivo y lo subjetivo, entre la tecnología y el arte si se quiere, que caracteriza a la arquitectura. Ese proceso de contrastar, balancear y reconciliar lo comparten los arquitectos con los diseñadores. Por eso, cuando iniciamos la primera aventura por fuera de los límites tradicionales de la arquitectura de la cual esta edición de dearq es el resultado, el tema de las aproximaciones al proceso sobresalió por las posibilidades que ofrecía para que unos aprendieran de otros. Cuando el diálogo que es el proceso de diseño se hace explícito, se vuelve una conversación con un medio un ir y venir entre el diseñador, su diseño y el medio usado. Las experiencias de los diseñadores que se documentan en este número -el uso de prototipos, él trabaja a mano o una relación muy cercana con el material empleado constituyen procesos que son muy distintos, pero inspiradores para la práctica de la arquitectura. En el diálogo entre la cabeza y el corazón también entra la mano y entra el mismo papel -o medio seleccionado-. Ya todos hay que dejar hablar.Si bien hoy esta afirmación sería un anacronismo -quedarán muy pocos que suscribirían las ideas expresionistas de Taut- sí enuncia el diálogo entre la razón y la pasión, entre lo objetivo y lo subjetivo, entre la tecnología y el arte si se quiere, que caracteriza a la arquitectura. Ese proceso de contrastar, balancear y reconciliar lo comparten los arquitectos con los diseñadores. Por eso, cuando iniciamos la primera aventura por fuera de los límites tradicionales de la arquitectura de la cual esta edición de dearq es el resultado, el tema de las aproximaciones al proceso sobresalió por las posibilidades que ofrecía para que unos aprendieran de otros. Cuando el diálogo que es el proceso de diseño se hace explícito, se vuelve una conversación con un medio un ir y venir entre el diseñador, su diseño y el medio usado. Las experiencias de los diseñadores que se documentan en este número -el uso de prototipos, él trabaja a mano o una relación muy cercana con el material empleado constituyen procesos que son muy distintos, pero inspiradores para la práctica de la arquitectura. En el diálogo entre la cabeza y el corazón también entra la mano y entra el mismo papel -o medio seleccionado-. Ya todos hay que dejar hablar.Ese proceso de contrastar, balancear y reconciliar lo comparten los arquitectos con los diseñadores. Por eso, cuando iniciamos la primera aventura por fuera de los límites tradicionales de la arquitectura de la cual esta edición de dearq es el resultado, el tema de las aproximaciones al proceso sobresalió por las posibilidades que ofrecía para que unos aprendieran de otros. Cuando el diálogo que es el proceso de diseño se hace explícito, se vuelve una conversación con un medio un ir y venir entre el diseñador, su diseño y el medio usado. Las experiencias de los diseñadores que se documentan en este número -el uso de prototipos, él trabaja a mano o una relación muy cercana con el material empleado constituyen procesos que son muy distintos, pero inspiradores para la práctica de la arquitectura. En el diálogo entre la cabeza y el corazón también entra la mano y entra el mismo papel -o medio seleccionado-. Ya todos hay que dejar hablar.Cuando el diálogo que es el proceso de diseño se hace explícito, se vuelve una conversación con un medio un ir y venir entre el diseñador, su diseño y el medio usado. Las experiencias de los diseñadores que se documentan en este número -el uso de prototipos, él trabaja a mano o una relación muy cercana con el material empleado constituyen procesos que son muy distintos, pero inspiradores para la práctica de la arquitectura. En el diálogo entre la cabeza y el corazón también entra la mano y entra el mismo papel -o medio seleccionado-. Ya todos hay que dejar hablar.En el diálogo entre la cabeza y el corazón también entra la mano y entra el mismo papel -o medio seleccionado-. Ya todos hay que dejar hablar.