Los biobancos destinados a la investigación científica constituyen hoy una fuente inagotable de beneficios y esperanzas para la vida de las poblaciones, tanto por sus aportes en el campo de la salud como por representar intereses muy preciados para la identidad de las personas o la historia genética de una comunidad.
A partir de estudios de caso en Aregtina, Liliana Siede indaga la realidad de biobancos provenientes de la Biomedicina y las Ciencias sociales a través de la percepción y discursos de sus protagonistas. Desde una perspectiva biopolítica y bioética, Siede estudia los problemas vinculados a la investigación global y al capital biológico de la población, que incluyen a la ciudadanía y al Estado, así como profundiza en conceptos como el de bien común, lo público y los Derechos Humanos. Así mismo, pondera la necesidad de crear una ética pública representada por la ética convergente, en la cual lo ético y lo político se articulan como la respuesta más adecuada al intento de resolver, evitar o controlar los problemas que acompañan el desarrollo de la ciencia y la sociedad.