Con la globalización se inició el establecimiento de nuevos procesos de conversión del espacio y nuevas pautas de desarrollo regional, la configuración de nuevas formas de región, superando antiguas restricciones de tamaño y contigüidad, pues la complejidad estructural es ahora el factor crucial. Pero quizás lo más importante es, igualmente, comenzar a establecer escenarios en el que pueden diseñarse políticas locales, con el fin de generar una estructura regional más competitiva en el ámbito nacional y supranacional, dando una mayor flexibilidad y movilidad a los procesos económicos y políticos, para educarse a los cambios que exige un mundo globalizado.