No es gratuito que Arteta escoja para glosar su libro a Crane, Orwell o Remarque, escritores que fueron también guerreros, para montar un tribunal de guerra contra la guerra. Arteta también fue guerrero y es hoy un escritor refinado, erudito y directo. Ni ahora ni antes le ha temblado la mano. El fin de la guerra es el asesinato, dice Arteta citando a Tolstoi, y ningún guerrero que mande o cumpla órdenes –invoque la causa que invoque– puede evadi...