Al leer o releer este libro, no puede menos que sentirse nostalgia, la misma que brota de cada una de sus páginas, sobre todo cuando el Maestro José Consuegra Higgins se remonta de nuevo a sus años de infancia, a su paradisíaco pueblo natal de Isabel López, a las vivencias de antaño, a los tantos amigos que se fueron y aún siguen presentes en su memoria imborrable, inmortalizadotes en cierta forma a través de la palabra escrita.Es precisamente po...