Cuando Diego León Giraldo llegó al cine colombiano, en el país se hacían documentales geográficos y estilizantes. Tenía 25 años (Sevilla Valle, 1940), era periodista, líder universitario, estudiante de sociología y antropología, nadaísta por afinidad, algo de hombre de teatro, bastante de poeta y lector sin remisión. La carcajada de treinta y dos dientes y una vitalidad enfermiza ya le eran características. Empezó a filmar Camilo Torres el mismo día en que se supo la noticia del cura guerrillero, su profesor y amigo, y con solo minutos de película logró figurar con elogio en la historia del cine mundial de Georges Sadoul, la biblia de los cineastas. Y fue sólo el principioCamilo Torres fue la primera película colombiana con intención política, la primera muestra de un cine de emergencia como no se ha vuelto a ver entre nosotros. Marcó definitivamente la intención documentalista que orientaría su trabajo, hasta hoy: el cine como testimonio.Camilo Torres fue la primera película colombiana con intención política, la primera muestra de un cine de emergencia como no se ha vuelto a ver entre nosotros. Marcó definitivamente la intención documentalista que orientaría su trabajo, hasta hoy: el cine como testimonio.Camilo CalderónCon la colaboración del Festival Internacional de Cine de Bogotá y la Universidad Central, se edita este libro que celebra los 25 años del trabajo cinematográfico de Diego León, que incluye análisis de sus películas, artículos del mismo cinematografista, biofilmografía y fichas técnicas sobre su obra.