"El arquitecto descalzo" no espera al posible usuario en su oficina; va a la comunidad, sin importar el cómo, el cuándo o el dónde. "El arquitecto descalzo" no es protagonista; es el acompañante de procesos, un actor más, un coleccionista de historias y epopeyas. "El arquitecto descalzo" entiende el diseño y la construcción como un medio para hacer comunidad, para construir convivencia, para ser mejores ciudadanos.