?A esta águila, acostumbrada a surcar los aires, libre como el viento, y amante de los gran- des horizontes, le han quebrado sus alas y, ahora, en su jaula de cemen- to, con su horizonte restringido y sin esperanzas de volver a remontar el vuelo, tiene que resignarse a no ver desde las alturas el nacimiento del sol, ni el rojizo reflejo sobre las plumas de su pecho durante los bellos arreboles de los atardeceres de su patria..., el mundo. - FERNA...