Hay ciudades donde las piedras encierran la historia del mundo entero.
Juntando polvo, madera, metal y piedras preciosas, el maestro Sinan
había construido los palacios más hermosos de Estambul para celebrar la
gloria de los sultanes y encubrir sus delitos.
A su servicio trabajaban los mejores técnicos y artesanos, y Jahan era
su hombre de confianza. Había llegado de la India con solo doce años, a
principios del siglo XVI, y llevaba consigo a Xo...