Leer a Berlant no es cosa sencilla: su potente instrumental analítico, que apela a la cultura popular, al cine, a los personajes de la esfera pública, a la subordinación de lo femenino y lo infantil, a los modelos de vida buena y la interpelación constante al sentimiento, hace que resulte difícil encasillar su obra en una lógica disciplinaria. Pensadora de intersticios, la autora se centra en dos aspectos relevantes para iluminar la realidad actu...