El escritor de esta obra (1884-1962), más que un hombre de letras fue un hombre de libros, un pensador cuya hambre de saber lo emparienta con los alquimistas de otras épocas. La enorme riqueza de su personalidad, que lo incitaba a investigar ávidamente en diversos campos, y que lo mantuvo en el curso de su larga existencia próximo a sus orígenes terrestres, también lo enlazó con fidelidad a todos los conocimientos del espíritu, de los sentidos y ...