La calumnia siempre ha sido un negocio sucio y lucrativo; puesto que destroza reputaciones, con frecuencia es utilizada para deslegitimar regímenes y derrocar gobiernos. Un ejemplo de ello fue el clima político en la Francia del siglo XVIII, cuando un grupo de panfletistas inundó el mercado literario con obras que decían exhibir el comportamiento desvergonzado de los poderosos: voraces y sediciosos, en sus opúsculos fundían el agravio con el humo...