¿Pero de veras la vida es un don? A juzgar por lo que dicen esos degenerados que se sientan en las bancas del Parque de Bolívar de Medellín, Colombia, a ver correr la tarde, lo que es un desastre, una desgracia. No les hagan caso que la vida es bella, el río sigue su curso canturriando por lo que quedó del pardo, y los loros, que se creía que se habían marchado para siempre, ya volvieron, y desde las copas de los altos árboles les hacen segunda voz con su alharaca a los desquiciados humanos de las bancas.