Es un libro fascinante y atípico: la biografía de un genio fracasado y también de una idea de un germen. El genio de Ignác Semmelweis, el puntilloso obstetra húngaro del siglo XIX, que dedujo, a partir de la simple observación de sus pacientes, como detener las fiebres que durante siglos habían sido la principal causa de muerte en el posparto. Décadas antes de Pasteur y Lister, Semmelweis llegó prácticamente hasta el final. Pero no fue capaz de convencer a casi nadie de ello. Y solo el autor de este libro has sido capaz de acercar este eslabón de la historia de la medicina con toda su riqueza, su rareza, su tristeza y su humanidad.La historia de cómo los médicos propagaban la fiebre puerperal de una mujer a otra en los hospitales maternales es ya de por sí bastante escalofriante; la historia de cómo siguieron haciéndolo aun ante las pruebas aplastantes de su culpabilidad resulta sanguinaria; y la historia de héroe fracasado que intento convencernos de lo contrario, pero que se vio obstaculizado por sus propios defectos de personalidad, resulta trágica.La historia de cómo los médicos propagaban la fiebre puerperal de una mujer a otra en los hospitales maternales es ya de por sí bastante escalofriante; la historia de cómo siguieron haciéndolo aun ante las pruebas aplastantes de su culpabilidad resulta sanguinaria; y la historia de héroe fracasado que intento convencernos de lo contrario, pero que se vio obstaculizado por sus propios defectos de personalidad, resulta trágica.