Las historias mal vividas, inconclusas, dramáticas y traumáticas quedan aquí. Especialmente los grandes secretos, que permanecen resonando como las campanas de una iglesia y se hacen cada día más grandes y más sonoros. Todo queda en paquetitos muy bien cerrados colgando literalmente de las ramas del árbol familiar, para que los miembros de la familia se hagan cargo de ellas. Como los regalos de Navidad, pero éstos de los que te hablo muchas veces...